El Impacto de la Corrupción Policial en la Delincuencia Organizada y en el Ciudadano


Los agentes policiales, más que cualquier otro estamento de la sociedad, están, por sus funciones, en contacto y proximidad con el medio criminal y con delincuentes, bien sea directa o indirectamente; y por otra parte, de su gestión, de su “Poder”, puede depender la elaboración de expedientes o manejo de información que determine que una persona sea detenida, vaya a juicio y eventualmente, a la cárcel.

Los funcionarios policiales son el primer anillo de seguridad de la sociedad y por ello están permanentemente expuestos a la tentación o son blanco de la corrupción en las múltiples facetas relacionadas con su ejercicio profesional. La “Delincuencia Organizada” conoce bien éstas premisas y para las diferentes bandas contar con aliados o cómplices en los cuerpos de seguridad, constituye una prioridad.

Si bien es casi imposible medir cuantitativamente la corrupción policial, un parámetro para evaluar su dimensión es el de la percepción que los ciudadanos tienen de sus cuerpos policiales. Histórica y culturalmente, los funcionarios policiales han gozado de “mala fama”, basada sin duda, en hechos y conductas que los alejan y separan de la gente. En casi todos los países circulan chistes, refranes o dichos populares que refuerzan esa animadversión hacia los policías.

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