A juicio del sociólogo Luis Cedeño, director ejecutivo de la A.C. Paz Activa, en Venezuela será difícil desarticular a las bandas delictivas ya que a menor presencia del gobierno, éstos grupos adquieren mayor legitimidad
Caracas. Con el incremento de la violencia, muchos venezolanos se vieron en la necesidad de migrar del país , hacia destinos menos peligrosos.
El ambiente en Venezuela estaba impregnado de altos niveles de inseguridad, convirtiéndose en el principal problema social , debido a la cantidad de delitos que se registraban en los medios de comunicación, en todas sus modalidades.
Ahora, quienes permanecen en el país, se enfrentan a problemas de sustento, alimentación, desempleo , crisis económica, cómo satisfacer sus necesidades básicas y más reciente, todo lo que representa la pandemia por el Covid-19.
Sobre el primer aspecto – que está lejos de desaparecer-, el sociólogo Luis Cedeño, director Ejecutivo de la Asociación Paz Activa refirió sobre ello, luego de los acontecimientos registrados en días recientes en las adyacencias a la estación policial de la policía municipal de Caracas, donde delincuentes de la Cota 905 arremetieron contra organismos de seguridad del Estado.
A juicio de Cedeño, quien en 2016 dedicó una investigación para analizar el comportamiento de las bandas criminales en el país, primera y única investigación plasmada en el Observatorio del Delito Organizado, lo ocurrido en la Cota 905 – en reiteradas ocasiones-, deja en evidencia dos tipos de enfrentamientos: “Entre el Estado formal y el informal mafiosos, tal como el que ejercen los pranes , hasta ahora los más buscados por las autoridades como son el Coki y el Wilexis – Cota 905 y Petare-.
El sociólogo y especialista en temas de criminalidad y delito organizado indicó que desde el año 2016 y hasta ahora, las estructuras delincuenciales denominadas megabandas, han registrado una significativa evolución y muestra de ello, se evidencia con la cantidad de personas que la conforman.
Explicó Cedeño que En Venezuela la figura del pranato se originó en el sistema penitenciario y éste se replicó en los barrios “porque lo vieron posible”, acotó el sociólogo.
“Cuando el pranato se instauró en los barrios, éste se consolidó bajo la política de estado denominada ‘Política de Paz’. Fue José Vicente Rangel Ávalos quien le confirió el poder a las bandas en esos barrios bajo la modalidad de la ‘política de entendimiento’, una semilla que originó la permisividad para que las bandas evolucionaran con el apoyo del Estado”, dijo Cedeño.
Esta política de entendimiento se creó bajo el principio de la no violencia en barrios denominados “Zonas de Paz”.
“Para el Estado, el objetivo era bajar las estadísticas de homicidios , producto del enfrentamiento entre bandas. Para ellos, esto era posible solo si se negociaba con los delincuentes y se establecían treguas entre ellos, el resultado: se consolidaron entre ellos bajo la figura de la negociación”, dijo Cedeño.
Acotó: “Fue lo mismo que pasó con los colectivos armados: los primeros fueron policías desmovilizados , algunos con ficha delictiva o de la extinta Policía Metropolitana, por ejemplo. Colectivos y bandas mantuvieron negociaciones con el Estado y ahora es muy difícil que el Estado elimine esos pactos”.
¿Cuál es la estructura de una megabanda delictiva?
Las megabandas criminales copiaron la jerarquía militar para delinquir, también hay mujeres y niños a quienes se les atribuyen responsabilidades y se divide el trabajo.
“La megabandas se organizan de forma jerarquizada bajo un esquema piramidal, no supera los 200 ó 300 hombres , porque la cantidad es similar al esquema de un batallón militar y, la verdad es que la cantidad corresponde al número de hombres que un líder – como Coky o Wilexis- puede conocer y tratar en persona”
Aseveró: “ahora el Estado no puede penetrar y pretenden negociar con ellas. Lo que pasó en la Cota 905- rodeada además por sedes policiales y comisarías y por la Comandancia de la Guardia Nacional-, demuestra que el Estado pretende ahora dominar bajo la política de mano suave, y es de preguntarse: ¿Qué pasa entonces con la Fuerza de Acciones Especiales de la Policía Nacional Bolivariana – un cuerpo policial muy cuestionado y con múltiples denuncias de violaciones de Derechos Humanos-, pero que no aplica sus métodos contra estos grupos irregulares con fuerza de impacto?. En este aspecto se deja ver que la FAES no ha cumplido su labor en contrarrestar a estas bandas, no se han concentrado”, cuestionó Cedeño.
Opina Cedeño que , el temor del Estado es que se genere una confrontación con estos microestados donde el Coki o el Wilexis manejan el monopolio de la violencia. “Tienes un pequeño país y los cuerpos de seguridad no pueden entrar. Y hay que preguntarse ¿por qué no pueden entrar?”, apuntó.
“Vemos como esa pequeña banda de barrio – que antes estaba conformada por 7 u 8 personas, se dedicaba al hurto, robo y microtráfico de drogas-, se le suman otros 20 grupos y son ya 200 personas, grupos muy poderosos con capacidad de fuego y de control en sus barrios, es por eso que en todo sector popular vamos a tener presencia de una mega banda”, aclaró Cedeño.
Las armas
Según Cedeño, en Venezuela no existe el tráfico de armas. “Estos delincuentes no las traen del exterior, no las negocian con un tercero desde afuera, no es un tema de que alguien se las vendió. Aquí lo que sucede es que existe una transferencia directa de armas orgánicas, armas de guerra, desde el propio Estado bajo la corrupción, arsenales de las Fuerzas Armadas, como se ha visto en grupos irregulares. A estos delincuentes les falta un helicóptero o un tanque de guerra y no estarían muy lejos de lograrlo si esto sigue así”, dijo.
¿Cómo enfrentar a estas megabandas dedicadas al crimen organizado?
“En las medida que permitamos que consoliden su poder , a medida que esto sucede, ellos notan que el Estado tiene menor presencia, y por ende adquieren mayor legitimidad y al estado se le hará difícil entrar en esas comunidades. El Estado no otorga los mismos beneficios que las megabandas ofrecen en sus comunidades. Y si la comunidad los denuncia, el estado no los puede proteger. Recordemos que los líderes de bandas son jueces: ellos resuelven sus propios problemas dentro de las comunidades y la gente los ve como sus justicieros. Mientras más poder obtienen, el Estado va disminuyendo la influencia en esas comunidades, por eso será difícil que desaparezcan”, puntualizó el Sociólogo Luis Cedeño.
Entrevista realizada en vivo por la periodista María Alejandra Trujillo, RCR 750 AM, en su programa Palabras más, palabras menos. 27 de agosto 2020