Cedeño: Al Estado se le ha trancado el juego en el tema de la inseguridad

El sociólogo y también Director de Paz Activa asegura que Venezuela no es un narcoestado sino una mezcla de varias cosas: cleptocracia, corrupción y narcotráfico. Además considera que el Gobierno busca llevar al pueblo venezolano a un estadio de debilidad moral, donde no puedan reclamarle a sus líderes sus faltas morales porque ellos también las han cometido.

Por Patricia Marcano – Diciembre 5, 2016 | Luis Cedeño es director ejecutivo del Observatorio del Delito Organizado, que desde 2012 se dedica a estudiar el crimen organizado transnacional en Venezuela, y de la asociación civil Paz Activa, paraguas del observatorio, con trabajo en el campo de la seguridad ciudadana y de los problemas de convivencia desde su fundación, hace 17 años.

Pero Cedeño también es sociólogo, y bajo esa visión analiza cómo la sociedad venezolana ha sido corrompida y golpeada en su moral y ética por un Gobierno que actúa como un Estado mafioso, explica el especialista.

Además, para comprender lo que nos pasa como país, Cedeño habla de cleptocracia, narcoestado y corrupción, de cómo la crisis ha hecho surgir un nuevo tipo de delito y del papel de las OLP (Operación para la Liberación del Pueblo), que este mes han vuelto a tener el foco de las críticas y el rechazo por las violaciones de derechos humanos que se están cometiendo con ellas, tras lo ocurrido en Barlovento: la tortura y asesinato de 12 personas, cometido por militares, tras ser detenidos en una OLP.

Un hecho que se sumó a la masacre de Cariaco, otra ejecución extrajudicial registrada en noviembre (contra nueve pescadores), cometida según determinaran las investigaciones de la Fiscalía por el Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro de la Guardia Nacional Bolivariana (Conas); hay cinco funcionarios detenidos. En el caso de la masacre de Barlovento, 10 uniformados del Ejército fueron imputados por este caso y trasladados a la cárcel de Yare.

SOMETIMIENTO Y CONTROL SOCIAL

¿Qué papel están teniendo las OLP? ¿Qué se puede concluir tras el último hecho ocurrido en Barlovento?

Las OLP se han desviado en estas ejecuciones extrajudiciales que son claramente violatorias de los derechos humanos. Al Estado se le ha trancado el juego en el tema de la inseguridad; no olvidemos los incontables planes y programas.

La OLP viene del fracaso de otro plan que era el de zonas de paz, que escondían un modelo de seguridad ciudadana alineado con la visión de izquierda. El Gobierno vio en unos grupos delincuenciales a aliados para ciertos momentos y esto les permitió crecer, evolucionar y se consolidaron en lo que hoy llamamos megabandas, en esos espacios de distensión donde el Gobierno cedió el monopolio de la violencia a estos grupos.

Paralelamente hay otras cosas de contexto nacional que han llevado no solamente a la militarización de la seguridad ciudadana sino también a que ya se asuma la lucha contra la delincuencia desde un plano bélico, de guerra.

“LAS EJECUCIONES EXTRAJUDICIALES SON COMO UNA BOLA DE NIEVE. EL PRIMER MUERTO DE LA NOCHE NO ES EL ÚLTIMO”

¿Por qué?

Porque los militares manejan el lenguaje de guerra y hablan de neutralizar, dar de bajas. En el lenguaje de la guerra no estamos hablando de reinsertar socialmente, rescatar, recuperar; es un lenguaje que tiene que ver con la eliminación del enemigo.

Estas OLP, que están definidas por una política de mano dura, también tienen varias debilidades y prácticamente el único resultado que pueden dar es la muerte de estas personas en los operativos. Las OLP no tienen retenes, ellos no pasan a nadie a la Fiscalía. Los operativos no están basados en la observación de un caso ni en inteligencia, sino que llegan y es como una razia, tumban puertas, desalojan. La OLP no parte de una actividad policial normal.

¿Es como un exterminio?

Sí, hablamos de que antes de llegar a una zona van una semana antes, preguntan a algunas personas, pero no es una labor policial concienzuda donde el policía ya conoce el problema y a los actores. Por eso ha habido tantas denuncias de violaciones de derechos humanos, porque en esa improvisación resulta que no todos son delincuentes, algunos no tienen nada que ver.

En este caso la política del Gobierno solo cabría calificarla con una palabra y esa palabra es ‘terrorista’. Fíjate del reciente caso del muchacho que se roba las auyamas o el que se robó la mano de plátano en el Sur del Lago, hay un metamensaje allí de parte del Gobierno que dice que no va a tolerar ni tolera ninguna acción, o por lo menos no lo tolera de los más pobres, mientras que a los más ricos y grandes cacaos y desfalcadores de cuello blanco, que tienen el país hambreado, por supuesto que no se les toca. Es una forma de sometimiento y de control social muy fuerte.

¿Y el caso de Cariaco, donde están involucrados organismos de seguridad en ese hecho?
Por lo general las ejecuciones extrajudiciales son como una bola de nieve. El caso que mejor explica esto es el famoso caso del barrio Kennedy, en Caracas. Los funcionarios se dan cuenta de que cometieron un error, porque tienen que matar a las personas que son, y tienen que matar al que está denunciando al que mató y ahí viene la bola de nieve. Los policías saben esto.

El primer muerto de la noche no es el último, de hecho todos los muertos que vienen después están enlazados con la primera muerte, y con estas ejecuciones tienen que ir concatenando otras hasta que lleguen a un punto muerto, hasta que no quede nadie que diga algo, hasta que el miedo sea tan grande que nadie dice nada. Muchas de estas cosas tienen que ser lo suficientemente grandes para que el pueblo o la comunidad entienda que cualquiera puede ser el próximo al que maten y que no va a pasar nada.

MÁS MEGABANDAS

¿Se ha socavado aún más la confianza que podía quedar en algunos cuerpos policiales, si la había, con las OLP y estas masacres?

El tema allí es la destrucción de la confianza del ciudadano en las autoridades públicas. Además estos hechos no pasan en las grandes urbes sino en pequeñas localidades como Cariaco y Barlovento. Los victimarios tienen que dar el aura de que están conectados con el poder, que no va a pasar nada, que la gente sienta indefensión frente al Estado porque el Estado no hace nada, y todo esto erosiona muchísimo esa percepción que hemos medido.

Los cuerpos que han perdido más prestigio en los últimos años han sido la Guardia Nacional, como ente que hoy cumple funciones de seguridad ciudadana. Y otro cuerpo muy desprestigiado, a pesar de ser nuevo, es la Policía Nacional Bolivariana (PNB), y no tendría razón para estarlo; el desprestigio de la PNB equivale al de las policías estadales, que históricamente son las que han cargado con el mayor desprestigio a nivel nacional. Se está destruyendo una confianza que es necesaria para la seguridad ciudadana entre los cuerpos de seguridad y los ciudadanos.

¿Ese tipo de políticas de mano dura funcionan?

No, las políticas de mano dura no ayudan. Si uno hace un corte transversal en varios países donde la seguridad ciudadana es tan precaria como en Venezuela, ves que este tipo de políticas suele hacerse cerca de las elecciones, suelen dar réditos electorales porque la gente siente que están haciendo algo. Yo no sé por qué en Venezuela no ha dado esos réditos políticos.

Ya se nota que es una crítica mayor, la AN en pleno condenó la masacre en Barlovento, que ambos bandos se hayan puesto de acuerdo para hacer un llamado condenatorio hacia el Estado nos parece importante. Contrariamente a lo que esperaba el Gobierno, que este tipo de políticas de mano dura frente a la inoperancia de muchísimos años en seguridad ciudadana les iba a dar algún resultado, o les iba a elevar el perfil en la opinión pública, nada de esto ha sucedido.

“VENEZUELA ES UN ROMPECABEZAS DE ACTIVIDAD DELICTIVA BOYANTE”

¿Desde que están las OLP actuando se han reducido los delitos?

No, ese es el tema. Hay tres indicadores interesantes que podríamos recoger de la opinión pública y de la prensa, porque lamentablemente el operativo no ofrece ningún informe sobre su gestión. Al principio decían mucho que habían dado de baja a varios de los cabecillas de estas megabandas, pero nos dimos cuenta rápidamente de que las megabandas son como una hidra, cortas una cabeza y crecen dos cabezas más.

Sucedió que al matar al líder de la megabanda esta se dividía en dos megabandas y tenías el doble de problemas. Dar de baja a los cabecillas no sirvió para eliminarlas.

El otro indicador claro de que las cosas no estaban saliendo bien eran las denuncias de violación de derechos humanos. Y el tercer indicador es que se elevó de forma muy preocupante y rápida el número de muertes asociadas a casos de resistencia a la autoridad. Puede ser que te resistas y no mueras, que te resistas, haya un tiroteo, resultes herido y te atrapen, o que sea en flagrancia, te resistas y atrapen. Pero la proporción de personas que mueren en esa resistencia se elevó a 90% y los casos se han triplicado.

¿Cuáles eran las cifras anteriormente?

Tradicionalmente en Venezuela podían registrarse entre 1.200 y 1.500 casos de resistencia a la autoridad. Bajó abruptamente por razones obvias después del caso Kennedy, como a 800. Pero desde que están las OLP estos números se han triplicado, hablamos de 4.500 casos de resistencia a la autoridad, donde 90% son personas que mueren en un supuesto intercambio de disparos entre cuerpos de seguridad del Estado y un presunto delincuente.

La relación que se maneja como estándar internacional de la proporción de cuántos mueren en un enfrentamiento entre policías y presuntos delincuentes es de 1 a 5: por cada policía que muere en un enfrentamiento mueren cinco presuntos delincuentes.

“AQUÍ NADIE ROBABA ANTES PORQUE NECESITABA COMER”

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