Urge aumentar vigilancia sobre desviación de precursores, químicos y psicotrópicos


  • El gobierno nacional no ha tomado en consideración la importancia que reviste la desviación de los químicos, la utilización de la acetona, urea, kerosene y la gasolina para la fabricación ilícita de cocaína y otras sustancias psicotrópicas y estupefacientes.
  • Ausencia de estadísticas impide elaborar políticas efectivas de lucha contra el consumo y tráfico de drogas en Venezuela.

Expertos e Informes de agencias especializadas internacionales, coinciden en señalar que la ausencia de políticas efectivas de lucha contra el consumo y tráfico de drogas en Venezuela, son el resultado de una opacidad en la producción de información y estadísticas sobre el tema, consolidando a Venezuela como el país de tránsito por excelencia de la droga que sale desde Sudamérica hacia Europa y los Estados Unidos.

“La fiscalización de precursores es una forma de prevenir actividades ilícitas graves”.  Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) 

 

La doctora Mildred Camero, hace un llamado de atención sobre el tema de los precursores: “el gobierno nacional no ha tomado en consideración la importancia que reviste la desviación de los químicos, la utilización de la acetona, urea, kerosene y la gasolina para la fabricación ilícita de cocaína y otras sustancias psicotrópicas y estupefacientes. También es fundamental hacerle seguimiento a la desviación de algunos psicotrópicos que entran al país legalmente y luego son desviados, como es el caso de bromato de potasio que se utiliza para la fabricación de cocaína y el anhídrido acético para la producción de heroína”. (Video Editorial)

Según las propias estadísticas de la Oficina Nacional Antidrogas (ONA), señala la experta, ha habido un incremento sobre todo de psicotrópicos como el éxtasis que es una de las drogas que son más populares en los jóvenes, en los estudiantes.

La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), es un órgano de fiscalización independiente y cuasi judicial, establecido por un tratado, encargado de vigilar la aplicación de los tratados de fiscalización internacional de drogas.

Según el Informe de 2016 de este ente internacional: La mayor variedad de sustancias incautadas en todo el mundo se encontraba en América del Sur, debido a la extensa lista de sustancias sometidas a fiscalización nacional por los países de la región. Precursores y sustancias químicas frecuentemente utilizados para la fabricación ilícita  de estupefacientes y sustancias psicotrópicas Informe de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes correspondiente a 2015 sobre la aplicación del artículo 12 de la Convención de las Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Sicotrópicas de 1988.

“Pienso que es importante llamar la atención de las autoridades venezolanas que pongan un poco más de consideración en el tema de los psicotrópicos, de los químicos y de su desviación”, insiste Mildred Camero. Recordó que “Venezuela continúa siendo considerada a nivel de la comunidad internacional, como uno de los principales corredores de drogas de Suramérica por estar en una situación geográfica estratégica que nos permite la movilización de la droga no solamente a los países de El Caribe sino también a Norteamérica y Europa. Además estamos muy cerca de países que son considerados como paraísos fiscales y se presta mucho para la legitimación de capitales y el financiamiento al terrorismo. Así que estamos  en una situación estratégica favorable no sólo para ser el principal corredor de drogas de Venezuela sino también como el principal operador en materia de legitimación de capitales”.

Estadísticas

En cuanto a este aspecto en particular, la experta resalta que desde hace muchos años en Venezuela no genera información que permita elaborar estadísticas en materia de drogas en general. “En el caso de la prevención de drogas es muy difícil porque no se puede hacer ningún tipo de política ya que no conocemos parámetros de consumo: edad de inicio, la droga de mayor impacto, la droga de mayor consumo a nivel nacional que tipo de jóvenes están consumiendo si son los universitarios u otro tipo de gente fuera de la población estudiantil, en fin muchos datos. No tenemos estadísticas y esto es lo más difícil para uno como técnico para formular unas políticas y estrategias de prevención de este delito”.

La Oficina Nacional Antidrogas (ONA), es el órgano rector encargado de diseñar, planificar, estructurar, formular y ejecutar las políticas públicas y estrategias de estado para combatir el consumo y el tráfico de drogas en Venezuela.

“Cuando vas a la página de la ONA, te das cuenta que no hay ningún tipo de política, encuentras algunos informes pero eso no refleja en realidad lo que está pasando en el país ni en materia de consumo de drogas y mucho menos en materia de tráfico de drogas”, precisa Mildred Camero la ex presidente de la CONACUID 1999-2005.

 Venezuela: corredor de drogas y operador de capitales ilegales

Según confirman algunas agencias internacionales como la DEA, el 90% de la cocaína incautada en EE.UU. procede de Colombia y Venezuela continúa siendo un país de gran tránsito de drogas hacia Estados Unidos de acuerdo con el informe anual del Departamento de Estado sobre estrategia para el control de narcóticos, divulgado el pasado mes de marzo.

“Venezuela es una de las rutas preferidas para el tráfico de drogas ilegales, predominantemente la cocaína procedente de Sudamérica hacia la región del Caribe, América Central, Estados Unidos, África occidental y Europa debido a su porosa frontera occidental con Colombia, débil sistema judicial, esporádica cooperación internacional anti narcóticos y un ambiente permisivo y corrupto”, indica el Departamento de Estado.

Según este Informe, en 2016 los traficantes continuaron contrabandeando marihuana cultivada en Colombia a través de Venezuela, principalmente hacia el Caribe. No hay suficientes datos para determinar el actual consumo de drogas dentro de Venezuela, pero se cree que la marihuana es la más comúnmente usada de las drogas ilícitas, seguida por crack de cocaína y “basuco”, la pasta de cocaína, indica el informe. De acuerdo con el Departamento de Estado la cooperación en el control de drogas entre Venezuela y Estados Unidos es limitada desde 2005, cuando el país sudamericano rehusó firmar un acuerdo negociado para mejorar la cooperación.

En 2016, indica el informe, el gobierno venezolano participó en cooperación policial bilateral a nivel mínimo con Estados Unidos. Las autoridades venezolanas no enjuician efectivamente a los traficantes de drogas, en parte debido a la corrupción política, agrega el informe. Además la policía venezolana carece de equipo, entrenamiento y recursos requeridos para impedir las operaciones de las grandes organizaciones de tráfico de drogas.

No obstante, el Departamento de Estado concluye que Estados Unidos sigue comprometido a cooperar con Venezuela para contrarrestar el flujo de cocaína y otras drogas ilegales que transitan por territorio venezolano.

Según, el diario estadounidense El Nuevo Herald, la divulgación del informe constituyó un nuevo episodio en el tira y encoge diplomático que mantienen Venezuela y Estados Unidos desde el arribo al poder de la “revolución bolivariana“, en 1999. Venezuela, que expulsó de su territorio a la DEA en agosto de 2005 bajo acusaciones de espionaje político, incautó en 2016 más de 37 toneladas de estupefacientes, y casi 600, además de capturar y deportar a 110 capos de la droga, desde que cesó su cooperación con la oficina antidrogas de Estados Unidos.

Sin embargo, a mediados de febrero de este año 2017, Estados Unidos emitió sanciones contra el vicepresidente venezolano, Tareck El Aissami, a quien acusó de estar involucrado en el tráfico de estupefacientes, aunque estas medidas no cambiaron a simple vista la política interna de la nación sudamericana. En el mismo informe el Departamento de Estado también incluyó a Venezuela en una “lista negra” de naciones que poco hacen contra el lavado de activos.

El Departamento de Estado norteamericano volvió a situar a Bolivia (junto a Venezuela y Birmania) entre los tres países que muestran un “fracaso demostrable” en su política antinarcóticos.

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